2 de abril de 2010

A VECES EL HABITO HACE AL MONJE

Siempre que llega Semana Santa,creo que todos recordamos aquellas celebraciones de nuestra juventud,huérfanas de playa y de vuelos charter.El tiempo se detenía,la circulación de coches quedaba reducida a los servicios más indispensables y el silencio se apoderaba de las calles.Cerraban algunos bares y desde luego la mayoria de cines,con la excepción de aquellos que proyectaban peliculas piadosas,generalmente de "romanos".Yo nunca he acabado de entender que las películas de romanos fueran lo más adecuado para esos días de introspección y de remisión de los pecados.Cierto,que eran películas que se referían a la vida de Cristo,pero pienso que la férrea censura de la época,no atinaba a ver la profunda inmoralidad de aquellos patricios romanos.Por ejemnplo, "¿Quo Vadis"?,película mil veces proyectada,narra escenas de Pedro y de Pablo,pero tambien de un Nerón vicioso como pocos.Por cierto,inolvidable Peter Ustinov.Los romanos de la antigüedad,no eran precisamente un dechado de virtudes.Evidentemente carecían de la noción de pecado,propio de la ética judeo-cristiana,y no les preocupaba una sexualidad que hoy llamariamos desordenada.Por otra parte,todos aquellos vicios,no son ahora tampoco ningún descubrimiento.

A los romanos les preocupaba la economía,como casi siempre,y en el orden religioso eran de una tolerancia amplísima.Ahora bien,una religión como el Cristianismo no podía ser aceptada por los patricios.Casi nada,tener que prescindir de los esclavos y obligarse al reparto de sus riquezas,sin contar la manía de los cristianos en adorar a un único Dios y por tanto,cuestionar la divinidad del emperador.....Con esos prolegómenos,en Roma sólo querian ser cristianos los que eran la hez la sociedad.Claro,que ya en la época de Constantino,se vió la gran ventaja de unir Cristianismo e Imperio,con evidentes ventajas pata todos.Y ahí empezó la Iglesia a montarse en el carro del Poder.Pero esa es otra historia.

A la Iglesia siempre le ha encantado la época del Imperio romano.El latín,la autoridad indiscutible etc. Ahí está el título de Pontífice,por ejemplo,y las bendiciones al Señor Dios de los Ejércitos.Pero hay que recordar,que Cristo era judio,nació en Palestina y allí se odiaba a los romanos.No hablaba latín,como tampoco ninguno de sus discípulos,con la posible excepción de Pablo,que no llegó a concer.Aquello fué una banda de zaparrastrosos y es un verdadero milagro que aquello haya persistido dos mil años.Pensemos en la cantidad de profetas,predicadores y chralatanes que se dasarrolaban en todo el Imperio,pero con gran intensidad en Palestina.No conocemos ni los nombres de aquellos iluminados.Y sin embargo,uno de ellos,carpintero y probablemente analfabeto,fundó una religión que ha persistido a todas las tempestades sociales.Del I)mperio romano,ya no se acuerda nadia,ni de Carlomagno,i del Sacro-Imperio,ni de las geurras de religión.Y ahí está la Iglesia,dos mil años la contemplan.y es obligado pensar,que verdaderamente estamos ante un milagro.Y que yo sepa,sólo Dios puede hacerlos.

Pero volviendo a la Semana Santa,recuerdo aquellas procesiones de un fervor palpable.Eran desfiles magestuosos,impresionantes y con una carga teatral impactante.El retumbar de los tambores,el grito desgarrado de trompetas y el chocar de los pasos en el pavimento,nos hacían sentir algo diferente.Por éso creo que el hábito a veces,hace al monje.Y la sensación de recogimiento y piedad,no cabe duda que estába y está inducida por la escenografía de esas procesiones montadas con el rigor de tantos siglos de sondear el sentimiento humano.Y ello es igual para los ejércitos.desde esa misma romanidad se conoce que la músina militar y los desfiles marciales,son capaces de inflamar a más de uno.Se tiene la sensación de pertenecer a un poder superior,que algo nos abriga y que integrándonos en aquelo que representa ese orden y esa disciplina,no nos puede pasar nada.En el fondo,los humanos estamos deseando que nos digan cuál es el camnino.....

Y todo lo que comento,no es en absoluto contrario a las verdaderas creencias y sentimientos.pero esos sentimientos,por lo demás íntimos y solitarios,habitualmente precisan de una reafirmación externa.De ahí el poder de la Religión y el poder de los pensamientos políticos totalitarios.Nos dan amparo y nos integran y por aquello de la teatralidad que llevamos dentro,al final,a muchos se les convence.¿Hubiera tenido Hitler tanto éxito sin sus magnéticas parafernalias?.Por éso digo,que el hábito,es a veces el propio monje.....

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