3 de marzo de 2010

EL PARTO DE LOS MONTES

Todo este asunto de Zapatero y sus farisaicas propuestas de consenso y de pacto para salir de la crisis,me recuerdan a aquel personaje de Antonio Machado,aquel " Don Guido famoso " que pasaba los días en " pensar que pensar debía,en asentar la cabeza".En efecto,nuestro Zapatero no piensa en resolver la crisis con unas acciones concertadas.Realmente lo que hace,es pensar en que debería pensar en buscar consensos.Y mientas tanto,transcurren días , semanas y meses.Y como pensando en pensar,es evidente que no se resuelve nada,seguimos anclados en la falta de decisión y por ende,falta de autoridad.No es lo peor el hecho de no lograr consensuar.Lo malo de verdad es no tener ánimo auténtico para lograr un aunténtico espíritu de consenso.Zapatero,en el fondo,no quiere saber nada de acuerdos que le limiten su libertad de movimiento y menos aún,asociarse al PP para algo que él entiende como tirar piedras en su propio tejado.

Tampoco el Sr.Rajoy,que parece ser un gran admirador de Don Tancredo,está por pactar nada con un Gobierno al que considera irrecuperable.En el fondo,lo que desea es áquello de "cuanto peor,mejor".Desde su patética postura de esperar y ver,desea llegar a las elecciones para que Zapatero las pierda sin atinar a entender que lo que debería desear es ganarlas él por sus propios merecimientos,en lugar de aprovechar el rebufo del fraaso del adversario.Pero esa es la entidad de nuestros políticos más punteros,y no hay más.

Y entre tanto,el parto de los montes.El trío formado por Salgado,Blanco y Sebastián,dedicado a elaborar documentos plagados de obviedades y de deseos,que no planes concretos.Es pura escenografía para deslumbrar a incautos y entretener a partidos políticos que tampoco saben por donde se andan.¡Quie diferencia con los Pactos de la Moncloa de 1977,tal recordados en estas circunstancias !.Entonces los dirigentes políticos tenían perectamente asumido,que o había acuerdos o la miseria era irremisible.Y en esa labor,los sindicatos arrimaron el hombro como era preciso.
¿Eran mejores los deentoces?. Seguramente sí,pero la diferencia fundamental es que en la política de entonces,todavía no se había abierto la tómbola para el reparto inmoral y vergonzoso de dineros y privillegios.

Y ante tantos problemas,hay quienes se dedican a impulsar falsos referendums para no se qué ilusiones que sólo interesan a unos cuantos.parece,en verdad que hemos perdido,todos el sentido de la realidad y a fuerza de disparates,nos hemos acostumbrado a que lo kafquiano tenga más fuerza que la tozuda realidad.

Ya puede el Rey desgañitarse en reconvenciones de pleno sentido común.Desgraciadamente ahora sólo hay intereses de cucaña,y entre tanto,los ciudadanos nos preguntamos perplejos qué hemos de hacer........

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